Carta abierta a quienes han enviado dinero a casa alguna vez.
A quienes trabajan lejos de su país, a quienes han sostenido a su familia desde otro continente, a quienes envían amor disfrazado de transferencias. Esta carta es para ustedes.
Probablemente tú nunca pensaste que querías ser cliente de una empresa de remesas. Pensaste en el medicamento de tu mamá, en el arriendo de tu papá, en la matrícula de tu hermana, en el nuevo bebé de tu primo. Pensaste en personas, no en pagos. Ahí empieza todo.
Me llamo Juan. Nací en Colombia y llevo más de una década viviendo y trabajando en Alemania. Como tú, he vivido lo que significa empezar de cero con una maleta, un sueño y un sentido profundo de responsabilidad. Uno se va, pero sigue sosteniendo. Uno se aleja, pero el corazón siempre está en casa. Detrás de cada esfuerzo aparece esa promesa silenciosa que todos conocemos: si a mí me va bien aquí, a los míos les debe ir mejor allá.
Haces planes de enviar regalos, de cubrir gastos, de estar presente aunque sea desde lejos. Y también buscas estirar cada euro para que tus horas extra lleguen completas a tu familia. Vas a tiendas que funcionan como oficinas de envío. Comparas bancos y aplicaciones. Pasas la semana pendiente de la tasa de cambio. Y ves cómo las comisiones se llevan parte de lo que tu familia necesita para su vida cotidiana.
Ahí hay dos mundos muy distintos. El mundo de quienes migramos para construir algo mejor. Y el mundo de los sistemas financieros, que casi nunca fueron diseñados pensando en nosotros. Durante años no pude dejar de hacerme la misma pregunta. Por qué quienes más necesitan herramientas claras, seguras y justas siempre son los últimos en recibirlas.
Tras dedicar un tiempo a educar a migrantes sobre hábitos financieros, entendí que la tecnología por fin estaba lista para hacer la experiencia más justa y para devolver ese beneficio a la gente. Rampa nació de esa simple idea: unir esos dos mundos para que enviar dinero no sea un sacrificio sino un camino hacia la tranquilidad.
Hoy ya no estamos en la época de llamar a casa solo una vez a la semana. Con mensajes y videollamadas estamos más cerca que nunca. Si nuestras familias pueden usar aplicaciones como WhatsApp, también pueden usar una herramienta sencilla para enviar y recibir dinero con claridad y control. Sin enredos. Sin sustos.
Rampa convierte cada envío en una oportunidad real de bienestar familiar. No hablo de lujo. Hablo de tranquilidad, de dignidad, de menos estrés a fin de mes, de un pequeño fondo de emergencia que por fin existe, de progreso que se ve y no solo se imagina.
Nosotros ponemos a las personas primero. No eres un usuario, eres una historia. Y construimos Rampa pensando en personas como tú; La persona que envía dinero cada mes y se pregunta si algún día sus padres podrán descansar un poco. El migrante que está cansado de revisar cinco aplicaciones para saber cuánto llegará realmente a casa. El emprendedor que trabaja con el exterior y necesita velocidad sin comisiones absurdas ni sorpresas. La persona soñadora que ahorra para una casa, una visa, un viaje, un futuro.
Estamos empezando por lo esencial. Enviar y recibir dinero con claridad y sin dolores de cabeza. A partir de ahí construiremos funciones para ahorrar y aprender a invertir, siempre con acompañamiento y sin ese tono que hace sentir que uno debería saberlo todo desde antes.
Rampa funciona con tecnología blockchain, empezando por Solana, pero tu familia no necesita entender nada de eso. Ese es el acuerdo que hacemos contigo. Tú recibes los beneficios, velocidad, transparencia, costos más bajos y más control. Nosotros asumimos la complejidad y la escondemos detrás de una experiencia simple y familiar. Si tu mamá nunca escucha la palabra blockchain, pero recibe el dinero más rápido, más barato y con más claridad, eso es una victoria.
Escribo esta carta abierta porque la confianza no se gana con palabras de moda. Tú no nos debes nada. Somos nosotros quienes debemos ganarnos tu confianza. Y queremos que sepas algo importante: no somos neutrales. Estamos de tu lado. Conocemos esa mezcla de orgullo y responsabilidad que se siente al sostener a la familia desde lejos. Estamos construyendo Rampa para que la uses y tengas la confianza de que también la usamos para nuestras propias familias.
Y también quiero ser honesto. No tenemos todas las respuestas. Nos vamos a equivocar construyendo esto. Por eso te pedimos que cada vez que sientas que estamos perdiendo el rumbo, nos ayudes a regresar a nuestra esencia. Prometemos que siempre vamos a escuchar, comunicar con honestidad, corregir rápido y volver una y otra vez a la pregunta esencial. ¿Esto le está ayudando a las familias de verdad? ¿Está esto ayudándole a mi familia?
Si quieres ser parte, darle forma, probar, compartir ideas o retarnos, nos encantará escucharte. Únete a la lista de espera.
De un migrante, padre y soñador a otro:
Tú no eres solo quien envía dinero.
Eres un puente.
Eres un proveedor de esperanza.
Eres alguien que está diseñando futuros.
Rampa existe para que ese esfuerzo sea más justo, más liviano y más esperanzador.
Gracias por todo lo que ya haces por tu familia. Estamos aquí para ayudarte a convertir ese esfuerzo en algo que crece.
Con respeto y gratitud,
Juan - Cofundador de Rampa


